La disfunción eréctil o impotencia es la
incapacidad de tener una erección o mantenerla lo que conlleva la imposibilidad
de mantener relaciones sexuales completas.
Este trastorno que afecta a muchos hombres
se aborda desde nuestra concepción occidental como un problema en sí mismo,
aislado, puntual y que debe ser corregido de tal modo que se considerará
subsanado en el instante en que se vuelvan a producir las erecciones. Por esta
razón, la mayoría de los tratamientos se dirigen en el sentido de estimular
artificialmente la facultad eréctil.
Las causas reconocidas de la impotencia
masculina son el estrés, la diabetes,
las afecciones de riñón, medicamentos para la tensión arterial, ansiolíticos,
tranquilizantes, antidepresivos, antihistamínicos, alcoholismo, tabaquismo,
enfermedad vascular, enfermedad neurológica, entre otras. No obstante, los
principales protocolos de tratamiento se
enfocan en hiperestimular la función eréctil.
La medicina tradicional china considera la
disfunción eréctil como un síntoma que por sí mismo puede deberse a múltiples
causas y que sólo podrá tratar encuadrándolo dentro de un conjunto de síntomas
o señales que constituirán un síndrome. Una vez definido se podrá aplicar el
tratamiento adecuado.
Las causas que contempla la medicina china
son la edad avanzada, la actividad sexual excesiva, la dieta, el estrés
emocional, el exceso de trabajo y la actividad física excesiva.
En este sentido se puede observar que la
mayoría de causas –no todas- proceden de un desgaste que ha generado en el
cuerpo una deficiencia. El objetivo de la medicina tradicional china no será
producir en el sujeto una erección a toda costa, sino que tratará de recuperar
la insuficiencia. De este modo, no sólo se incrementarán las energías
necesarias para restablecer la función eréctil, sino que muy probablemente,
junto con esta, se restablecerá un mayor vigor físico mejorando otras muchas
funciones orgánicas.
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