viernes, 6 de diciembre de 2013

Insomnio y trastornos del sueño




Los trastornos del sueño afectan a un tercio de la población en algún momento de su vida. Pero más de un 10% lo sufren de forma crónica.

El insomnio, además de la incapacidad para conciliar el sueño y mantenerse en vela durante gran parte de la noche, incluye dificultad para mantenerlo, despertarse a menudo durante la noche, no alcanzar el sueño profundo que es el reparador o despertarse y desvelarse muy temprano.

Las causas son múltiples: dietéticas, estrés, ansiedad, exceso de trabajo y cansancio, efectos secundarios de algunos medicamentos, preocupaciones, etc.

Y las consecuencias de descansar mal o no hacerlo pueden ser depresión, falta de concentración, crispación, obviamente cansancio, somnolencia diurna, ansiedad y desorientación. La alteración de los biorritmos propios de la especie humana, como de cualquier especie, conlleva consecuencias devastadoras físicas y psíquicas.

El tratamiento que suele  recomendarse consiste por lo general en medidas preventivas como cenar pronto y ligero, evitar el ejercicio intenso antes de acostarse, evitar las preocupaciones a la hora de dormir, regular los horarios, controlar los excitantes como café, alcohol y dulces entre otros. Pero el tratamiento que termina por aplicarse en la mayoría de los casos es farmacológico. Ansiolíticos como el orfidal y una entre una larga lista de benzodiacepinas y otros de nueva generación no-benzodiacepínicos son el recurso casi único que se emplea para regular el sueño. En muchas ocasiones se consigue a base de emplear estos medicamentos hipnóticos con fuertes efectos secundarios y adictivos.

La medicina tradicional china no aplica el mismo protocolo de tratamiento para todos los casos de insomnio. Es preciso averiguar la etiología y el síndrome raíz que está produciendo el efecto de alteración del sueño para darle una solución satisfactoria.

No se puede tratar con los mismos puntos de acupuntura, la misma fitoterapia china o los mismos consejos dietéticos el insomnio de una persona que está muy nerviosa, irritable, agitada, con apetito voraz y dolores de cabeza cortos pero intensos por ejemplo, que a otra persona que se siente agotada, sin fuerzas, con pensamientos recurrentes, etc.

Los tratamientos únicos e iguales sólo actúan sobre los síntomas o los signos y es preciso hacerlo sobre la raíz. Por esta razón, la medicina china no puede ofrecer un protocolo universal para todos aquellos que tienen dificultades para dormir. Es preciso actuar en cada caso concreto.

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