El estrés negativo, el distrés, es el
precursor del estado de ansiedad que se propaga en nuestra sociedad como una
verdadera pandemia.
Este estrés proviene de diferentes focos:
medioambiental, que comprende el ámbito laboral, familiar, de relaciones,
entorno (ciudad, pueblo, campo), etc.; psíquico, el que se produce en el
interior del propio ser humano capaz de acumular preocupaciones, miedos y
fobias mucho antes de que se produzca la situación que justifique el estado de
estrés; y por último y no menos importante, las pautas y hábitos en el descanso
y la actividad, el ocio y muy especialmente la alimentación juegan un papel
determinante para el equilibrio orgánico y psíquico.
Hay que tener muy en cuenta que el cuerpo
físico y el mental-psíquico están estrechamente relacionados y se afectan
mutuamente de tal modo que cualquier cambio en uno de ellos repercute en el
otro.
Para tratar la ansiedad y rebajar los
síntomas como palpitaciones, respiración entrecortada y acelerada, nerviosismo
intenso, miedo o pánico, fobias sociales, a espacios abiertos o cerrados,
irritabilidad, preocupaciones constantes, impulsos compulsivos y las temidas
crisis de ansiedad, es preciso actuar en diferentes niveles:
Corregir las pautas dietéticas de forma
sencilla sin que suponga en la mayoría de casos un gran cambio. En ocasiones es
suficiente con suprimir algunos ingredientes e incluir otros.
Depurar el organismo, lo que resulta muy
útil no sólo por lo que supone una desintoxicación general, sino por la
descongestión orgánica que tanto repercute en el psiquismo humano. Hígado,
riñones, corazón, pulmones y bazo en medicina tradicional china albergan
emociones que se verán alteradas si estos órganos no se encuentran en
condiciones óptimas.
Reequilibrar el estado de los órganos
internos con acupuntura y fitoterapia china.
Tomar suplementos naturales para acompañar
el proceso de control de la ansiedad hasta alcanzar un estado interior mucho
más sereno.
Y si es preciso, terapia psicológica cuyo objetivo
sea resolver el foco interno de ansiedad, comprender y aceptar el entorno y
estructurar la propia personalidad asumiendo la parte del control que nos es
propia de nuestro destino.
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