viernes, 6 de diciembre de 2013

(TAG) Trastorno de ansiedad generalizado y vacío existencial


El trastorno de ansiedad generalizado se asocia a las condiciones de vida que se desarrollan en las sociedades modernas y tecnológicas, caprichosas, inestables y aceleradas.


Lo cierto es que estamos sometidos a una intensa presión psíquica por las propias circunstancias laborales, familiares y las obligaciones que se nos exigen, a lo que hay que añadir que somos el blanco de un implacable e insaciable monstruo comercial que nos bombardea incesantemente para mantenernos en un estado de deseo, excitación y necesidad… compulsión y ansiedad.


Estamos constantemente recibiendo estímulos que nos obligan a permanecer en el sistema simpático, en el que apenas se reflexiona, sino que se actúa, se toman decisiones rápidas, presentes y sin contemplar más allá. El placer que se comercializa, que nos incitan a desear, debe ser inmediato, hedonista y concupiscente. Todo ello nos instala en un estado que relega lo espiritual a la mínima expresión y en este punto se produce una de las más graves fracturas del ser humano.


Para entrar en contacto con nuestra alma, para discernir lo importante de la vida, para sopesar lo que verdaderamente queremos y nos conviene en nuestras vidas necesitamos hacer introspección, justo lo que impide el sistema en el que estamos inmersos. Necesitamos entrar en el sistema parasimpático para poder ver las cosas claras, con perspectiva, con desapego, sin pulsión y con tranquilidad; y para aprender a apreciar el placer de la obra bien hecha, de la entrega, el esfuerzo, la voluntad y la recompensa merecida.


Se dice que la ansiedad se produce por el estrés y también por la ausencia de norte existencial, pero en muchas ocasiones la desorientación y la pérdida de la razón vital ocurre como consecuencia del estado ansioso sostenido en el tiempo, de modo que no tenemos el momento para mirar hacia dentro y, si lo tenemos, no nos sirve porque seguimos manteniéndonos en ese estado de alerta y estrés aunque no exista ya el estímulo externo. Esta es una de las características de la ansiedad, el estado de alerta sin motivo, el miedo o el pánico sin objeto.


La medicina tradicional china no proporciona una razón vital, eso es algo que uno mismo debe encontrar, muchas veces con ayuda psicológica o por otras vías, pero sí puede ayudar a regular y asumir un equilibrio entre el estado de ansiedad y el de relajación. La fitoterapia china y la acupuntura son muy útiles para regular la relación de los órganos internos, dispersar la agitación en primer lugar y tonificar la base esencial para, de este modo, llevar una vida lo más lúcida y completa posible.

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