El resfriado común y la gripe se consideran
infecciones víricas del tracto respiratorio, en especial, el superior. La
proliferación de estos virus suele verse potenciada por las circunstancias
medioambientales, como ocurre con la entrada del frío, durante el invierno y en
primavera.
La medicina tradicional china coincide en
que el resfriado y la gripe son causados por agentes patógenos externos y,
también, por una insuficiencia del Wei Qi o sistema defensivo. Del mismo modo,
la medicina occidental pone énfasis en fortalecer las defensas para que nuestra
respuesta no se vea superada por la acción de esos virus.
La medicina china no entiende de virus,
entre otras razones, porque en términos históricos se sabe de su existencia
desde hace muy poco. Sin embargo, la existencia de la enfermedad y de la
medicina tradicional se remonta a muchos siglos. De este modo, conceptualmente,
la medicina china considera y clasifica a esos agentes patógenos externos como
Viento, Frío, Calor y Humedad principalmente. Y la aparición de la enfermedad
se da cuando el Wei Qi o capa protectora se ve superada por uno de estos
patógenos o la asociación de varios de ellos como así suele ocurrir en la
práctica.
El principal, y que actúa como vehículo de
entrada, o como ariete, es el Viento. Cuando este rompe la capa protectora e
interrumpe el fluir de ese Qi defensivo que se encuentra entre la piel y los
músculos se desencadenan los primeros síntomas o consecuencias. Al no calentar
el Qi los músculos, la persona siente escalofríos y aversión al frío o al
viento, a las corrientes de aire. Se trata de un frío que no se alivia
tapándose.
Como este Qi depende del Pulmón, igual que
la piel, al interrumpirse aparecen los estornudos y la tos, y como no puede
descender los líquidos aparece el goteo nasal que en un inicio acostumbra a ser
líquido y trasparente, como “agua”. Además, al atacar este patógeno los
meridianos más externos provoca rigidez y dolor corporal, especialmente en la
zona del cuello. La fiebre viene causada por la lucha entre el Qi defensivo y
el patógeno.
Este Viento patógeno suele combinarse con
Frío, Calor y Humedad principalmente. En este punto se establecen las
diferencias características del resfriado. El Frío dará ausencia de sudoración,
de sed, mucosidad acuosa, etc. El Calor dará más inflamación y dolor de
garganta y amígdalas, ligera sudoración, sed, etc. La Humedad, más dolor
corporal y muscular, pesadez, hinchazón de articulaciones, glándulas del cuello
inflamadas, e incluso náuseas. Existen otras variantes como la Sequedad que
produce tos seca y el Agua que produce edema en la cara en especial y ojos
hinchados así como mucosidad profusa.
Cuando el factor patógeno no se expulsa en
las fases iniciales, cambia a Calor y penetra hacia el interior del organismo.
Esto produce fiebre alta y sensación de calor en contraste con la aversión al
frío y los escalofríos característicos de la lucha en la capa más exterior. La
mucosidad profusa y acuosa se vuelve espesa y amarillenta o verdosa. La
garganta puede verse afectada con inflamación y dolor. Y puede aparecer tos,
que es más propia del Calor que del Frío que se manifestaría con estornudos,
aunque se puede dar en presencia de ambos patógenos.
La fase en la que el patógeno se ha
transformado en Calor y ha penetrado hacia capas más interiores es crucial.
Llegados a este punto dicho patógeno debe despejarse porque de no ser así y
producirse una mayor penetración podrían verse afectados órganos internos o dar
lugar a síndromes crónicos de fatiga posviral o fatiga crónica. Cuando la
penetración es intensa es imprescindible acudir a un entorno hospitalario.
El tratamiento y, en mayor medida, la
prevención del resfriado común va en el sentido de fortalecer el Qi defensivo
cuando la persona está bien y no existen síntomas gripales, especialmente
quienes sean propensos o tengan un historial de resfriados recurrentes durante
las estaciones frías. Esta prevención, con fitoterapia china, suele aplicarse
entre tres y seis meses.
Una vez desencadenado el resfriado, el
objetivo es expulsar el patógeno y liberar el exterior, en un inicio con
materias que favorecen la sudoración si es por Frío. De hecho se trataría de
favorecer los propios mecanismos del cuerpo ya que se puede observar en estos
procesos que, tras una sudoración intensa, producida generalmente por la
noche, llega la mejoría. Pero cuando cambia a Calor el objetivo es expulsar el
patógeno con materias que además eliminen ese Calor.
Las fórmulas de fitoterapia se adaptarán
según el síntoma predominante. Es decir, si predomina el dolor de garganta y la
inflamación, si predomina la tos con expectoración, si predomina la mucosidad
incluso en forma de sinusitis, etc.
Es muy recomendable la prevención y que esta
se lleve a cabo mediante suplementos naturales. Una vez desencadenado el
catarro, si los síntomas no son virulentos, puede tratarse igualmente con
fitoterapia y suplementos naturales. Si se desata fiebre alta y, especialmente,
si esta no cede con prontitud es aconsejable acudir al médico. Si se prolonga,
es imperativo.
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