lunes, 10 de febrero de 2014

Disfunción eréctil y la edad


La disfunción eréctil o impotencia, como también suele denominarse, no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Sin embargo, con la edad, el porcentaje de hombres que sufren este trastorno aumenta considerablemente.

Detrás de las disfunciones eréctiles en muchos casos hay causas físicas, como enfermedades, o farmacológicas, efectos secundarios de los medicamentos. En otros muchos casos se desconoce la causa.

La medicina tradicional china considera la función eréctil como una función más del organismo. Cuando el estado es óptimo las funciones orgánicas se desarrollan sin problema. Pero cuando se produce un descenso de las reservas energéticas, cuando la vitalidad no se expresa de manera pletórica, la naturaleza deja de atender aquellas funciones que no son necesarias y conserva aquellas que son esenciales.

En este sentido, la relación sexual en el hombre no sólo requiere un tono vital suficientemente alto, sino que en sí misma, el acto de eyacular implica un enorme desgaste energético. Eligiendo con sabiduría la naturaleza es muy posible que decida suprimir una función que dadas las circunstancias aceleraría el vaciamiento energético y con él, la decrepitud.

Estimular una función de forma química o artificial, forzándola a que se produzca, si no existen las condiciones para sostenerla, según la visión de la medicina tradicional china es un “suicidio”.

El sentido adecuado no debe ser el producir la erección a toda costa, sino nutrir la deficiencia, restablecer las energías esenciales, dedicar un tiempo a tonificar los aspectos más internos del organismo. Si lo hacemos así, existen muchas posibilidades de recuperar la función eréctil, pero por encima de esto, estaremos aportando al cuerpo un mayor vigor que se traducirá en un mejor estado de salud física y mental.


Si de lo contrario, estimulamos una función que el cuerpo ha dejado de atender y la provocamos para que se produzca, estaremos acentuando la más que posible deficiencia de fondo que ya debe existir.

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